12 AVENIDA

Camino Nuevamente por la doce avenida...

Camino por aquellos viejos lugares de mi niñez.

El parque colon, un lugar donde se juntan los taxistas, los buses, los lustradores y aquella vieja biblioteca decorada con duendes y hadas sacadas de un libro de cuentos.

El edificio Recinos, la funeraria Mansilla..

Pareciera que fue ayer cuando compraba los banderines que eran todo un homenaje a mi juventud, en aquella serigrafía de la octava calle.

Aun están de pie las fachadas Art Deco mudas testigos del paso de los tiempos, quizás viejo y destruido pero con toda la experiencia de elegantes señoras.

El cine Colon, La relojería la Hora, El Imparcial, El pasaje de los Gutiérrez, ese pasaje con pisos de laja y arco de adobe..

Hoy salieron a mi encuentro los viejos amigos. Don Carlos Motta, el mecánico de las bicicletas Quetzal, hoy las ruinas de aquel empresario del niquelado. Los relojeros y los viejos vecinos.

Recordé con nostalgia a los que se fueron. Al viejo Carlitos heredero del pincel de ‘quien o Mayen pintor el que no murió para el terremoto del setenta y seis ’Quien diría que carlitos fue contratista de la CIA para abastecer a las tropas en la invasión a bahía de cochinos, de esa hazaña le quedo el recuerdo y un carro viejo que quedo en el olvido.

Con el pasar del tiempo lo abandono su joven esposa y se hundió en el alcohol. Después de tanta tristeza Aquel viejo pintor murió solo en una cama recluido en un hospital para alcohólicos, murió casi en mis brazos.

Como olvidar a don chepito el relojero y usurero del alquiler del teléfono, Al señor Gutiérrez el rompecorazones de los años cincuenta. El señor Bilak, Aquel viejo judío que me vendía los soldaditos de plomo. Un día le pregunte ¿por qué tiene ese número en el brazo? Sus ojos se iluminaron y con una sonrisa entrecortada y divagante me respondió: Lo que pasa es que me fabricaron en la china entonces rompió a carcajadas y pensé se ríe de mi o de el... Extraño ese saludo peculiar del viejo Bilak ¡que le vaya bien!

Este judío profesaba su fe con fervor pero eso si vendía las estampitas de Jesús por docena y por resma.

No me puedo olvidar de Rafael Hentze el empresario que peleo con la juventud alemana en la segunda guerra mundial. Don José el español, comerciante de las lámparas y adorador de Franco.

Doy la vuelta por la cuarta calle y escucho en mis recuerdos aquel borrachito que gritaba ¡ole con ole tome su guampole! Mi padre decía que era genio, mi madre decia que era borracho y loco yo creo que era las tres cosas.

Allí vivía también la Marina La velinda Y La luz las tres alegres cortesanas que vendían sus amores para pagar la educación de sus hijos.

Y una casa más atrás la Hiantza una gitana hippie que creía en la paz y el amor así como también leía el tarot.

Por esta avenida también transito el famoso protestante Carlos luna que dejo a San Ignacio del Loyola para seguir a Juan Calvino, Jorge Carpio el periodista ultimado.

Cuanta gente camino por la Doce avenida. Miguel ángel Asturias, El maestro Hugo Carrillo, Misis varnolla, El seco Paz y paz, Guerra Villar, Amado García, Manolo Lera dueño de la taberna Mi bar, Palo Alto, EL cajueludo, Ricardo Arjona el amigo del barrio que compartió en mas de una ocasión una chamusca o un veintiuno en las canchas de la doce.  Doña Carlota la enemiga de Ricardo, quien le pincho cien pelotas,   Rocael el borracho, El Chino Román mi padre, que al calor de los tragos decidió lanzar a su fiel escudero el papi Sosa en una campaña electoral, contrataron una banda marcial y salieron al grito: ¡agua, drenaje y luz solo con sosa cruz! El resultado de tan quijotesca aventura política fue: la banda en el bote, por escándalo en la vía pública. El papi sosa perdido. Mi madre en casa de su padre y el chino Román con una resaca de pronóstico reservado.

Me saludo fosforito y me llevo a ver su vieja colección de fotos del cerro del carmen. Entre risas y lagrimas quería compartir conmigo una bebida espirituosa, afortunadamente salió su esposa a boicotear tan terrible empresa.

Descanse en paz…

Esa doce avenida donde mi hijo casi pierde la vida y con ella se hubiese llevado la mia.

Esa es la doce avenida.

Resbaladas en el cerrito del carmen con cartón, sabor Chapín, calles históricas donde transitan la animas y las personas. Pieza de marimba, patoja chuleada, vía procesional, sucio hotel.

Corredor de Los Carmelitas, Los Jesuitas, Los Dominicos, Los Judíos, Los protestantes, Los españoles, Los criollos y los mestizos, Los mayas, los genios, los poetas, Los bohemios, los estudiantes, Las alegres cortesanas,  los gitanos, Los Alemanes,  los borrachos, los ladrones. Todos reunidos en ese viejo corredor...

Doce Avenida hoy regreso a ti; Nuevamente a pie, como nos conocimos hoy te veo mas vieja, pero vieja bonita; Nuevamente me saludas con un fuerte abrazo de amigo, yo dedico estas letras a mi querida viejita.

Fernando Román