A la vez que sus cálidos
y pútridos olores pútridos olores, transpiran santidades y pasiones groseras. Se
devora ella misma y devuelve lo tragado, crea nobles artes y bélicas quimeras,
y adorna la ilusión, la casa en las llamas del pecado; se retuerce y consume y
degrada en los goces de feria de su mundo pueril, a todos les nace radiante y
renovada, y al final se les cambia en polvo vil. Nosotros en cambio, vivimos en
las frías mansiones del éter cuajado de mil cavidades, sin horas y días sin
sexos y edades.
Herman Hesse
Por: Fernando Román
De regreso al jardín de las bestias
Al escribir estas letras, no sé si embarga la
tristeza o la alegría, de dejar el jardín
donde se funde lo mejor con lo peor de esta tierra. Los reglones torcidos donde nace la bestialidad,
el instinto más sin embargo, necesario fue la muerte de un justo por la transgresión de un equivocado.
Que sería del mundo sin ese jardín… de donde nacería El
cuervo o la casa de los usher, Sidartha, Don quijote… es que cada quien lleva el poder de la maldad
y la bondad dentro de sí. Más en lo bueno existe un punto de maldad y en lo
malo un punto de bondad…
Me gusta
aullar por la noche como lobo, es mi naturaleza… debo entender que soy muchos
animales que se deben fundir en la transmutación del uno.
Tiempo atrás,
esperaba que tras la cortina entraran bellos seres a mostrar la luz, hoy al
ver de nuevo la misma cortina no espero
a nadie.
Entre los
hierros y la pestilencia del lugar
En sueños me
visito un pequeño jaguar acompañado de dos artistas. Un jaguar asustadizo y
cachorro que puse en mis brazos, protegido por un león sin dientes que una
mujer mato.
¿Pregunte? Porque
lo mata y me respondió: quiso atacarlo entonces confundido le dije si pero el
solo protegía al jaguar, respondiéndome: en esta casa se debe aprender que
aunque se ame a los animales si se ataca a un humano debe morir… en silencio me
dije: hubiese sido mejor jamás estar aquí. Al tocar el jaguar me traslade a una ciudad asolada por la oscuridad más
terrible con un olor pestilente. Y dije ¿dónde me encuentro? Abrigado con una sábana
ingrese a una casa donde hombres mujeres y niños se asustaron… No teman les
dije. Como si fuese encomendada una misión. De poco en poco vestía ropas de sufí
y les mostré el camino. Al salir un hermano de la luz me dijo no pises esa
tierra esta maldita. Entonces pude ver un árbol partido y ¿pregunte? Me dijeron
es el árbol del olvido quien rodea el árbol olvida de donde vino. Es un árbol con
la maldición de quien lo rodea pierde la memoria de sí mismo; Me recordó a los
esclavistas y los santeros… con gran ira clave mis lanzas en tierra y un gran
poder rojo de maldad, de pactos de sangre casi me vence, pidiendo ayuda de lo más
hondo de mi ser, los rayos se hicieron azules el árbol quedo partido por la
mitad y la tierra llamada maldita empezó a florear de nuevo.
Con satisfacción
quite el árbol de lugar y solo pude ver un amuleto desfigurado y grite a gran
voz: que se convierta en leña y se encienda el fuego sagrado.
Al despertar:
Rodeado de
esas jaulas humanas retorcidas ,me di cuenta que mi tos era más profusa y mi ojo
lo rodeaba el pus. Entonces pude ver a los habitantes del jardín de las bestias
con los ojos del amor…
Me sentía como
el sufí de mis sueños, se abrió la cortina y salí los míos no estaban, tampoco
los esperaba… solo mi padre que lloraba por la calle y me dije una parte de mi
sale fuera y otra queda por siempre en ese lugar.
Hoy enfermo,
escribo estas líneas sin olvidar que el cuerpo físico es efímero aire y polvo,
pero salgo con un cuerpo astral blanco
como las ropas del sufí. Con una nueva visión… cuelga de mí un gran pesar pero
el camino de los caballeros requiere el sacro oficio, el sacrificio. La hoguera
de los Dioses.
Dedicado a todos aquellos viajeros
que pernoctan en el jardín de las vestías.
A mi querido amigo e hijo que no sé
nada de él y a mis dos princesas que hace mucho no las veo.
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