Si un niño vive en la crítica, aprende a
condenar.
Si es tratado con hostilidad, aprende a ser agresivo.
Si vive con miedo, aprende a ser temeroso.
Si es avergonzado, aprende a sentirse culpable.
Si es tratado con hostilidad, aprende a ser agresivo.
Si vive con miedo, aprende a ser temeroso.
Si es avergonzado, aprende a sentirse culpable.
Pero si un niño es estimulado, aprende a
tener confianza.
Si es tratado con tolerancia, aprende a ser comprensivo.
Si es apreciado, aprende a valorar a los demás.
Si vive con aprobación, aprende a quererse.
Si vive compartiendo, aprende a ser generoso.
Si es tratado con honestidad, aprende a ser sincero.
Si es tratado con consideración, aprende a ser respetuoso.
Y si vive sus años más tempranos rodeado de amor honrado,
aprenderá que el mundo es un maravilloso lugar donde vivir.
Si es tratado con tolerancia, aprende a ser comprensivo.
Si es apreciado, aprende a valorar a los demás.
Si vive con aprobación, aprende a quererse.
Si vive compartiendo, aprende a ser generoso.
Si es tratado con honestidad, aprende a ser sincero.
Si es tratado con consideración, aprende a ser respetuoso.
Y si vive sus años más tempranos rodeado de amor honrado,
aprenderá que el mundo es un maravilloso lugar donde vivir.
Dorothy Law Nolte
Los niños nacen con un enorme amor hacia sí
mismos. Es la sociedad la que suprime ese amor… El amor de un niño hacia sí
mismo es desviado. La sociedad lo condiciona de manera que su amor se dirija
siempre hacia un objeto externo. Esto conduce a hombres y mujeres muy pobres,
porque cuando quieres a alguien externo a ti, te vuelves dependiente de ese
objeto. A tus propios ojos te conviertes en algo secundario, te conviertes en
un mendigo.
Al nacer eras un emperador totalmente
satisfecho contigo mismo. Pero tu padre quiere que lo quieras, tu madre quiere
que la quieras. Todos a tu alrededor se quieren convertir en objeto de tu amor.
A nadie le preocupa que si una persona no puede amarse a sí misma tampoco será
capaz de amar a alguien más. De modo que se crea una sociedad desequilibrada,
donde todo el mundo intenta querer a alguien, pero sin tener nada para dar.
A un niño debidamente educado se le debe
permitir crecer en amor hacia sí mismo, de forma que esté tan lleno de amor que
compartirlo se convierta en una necesidad. Estará tan repleto de amor que
querrá compartirlo con los demás.
Entonces, el amor por ti mismo nunca te
hará dependiente. Tú eres el que da, y el que da nunca es un mendigo.
Fernando Romàn
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